Erika Armendariz

ERIKA

ERIKA

Durante nuestra estancia en el hospital las cosas parecían fluir con facilidad. No fue hasta que mis pezones empezaron a agrietarse cuando me preocupé por la lactancia y no tenía a nadie a quien pedir ayuda. Estaba decidida a amamantar y seguí dándole el pecho tan a menudo como pude, tratando de ignorar el dolor insoportable de los pezones agrietados y la congestión.